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Gobierno abierto: Un camino irreversible hacia la transparencia


En enero de 2009 Barack Obama, entonces presidente de los Estados Unidos, enviaba un memorandum a los directores de departamentos y agencias de gobierno, en el que les anunciaba la puesta en práctica de una nueva forma de hacer gobierno basada en la transparencia y el gobierno abierto, así como del compromiso de su administración para crear una apertura sin precedentes sobre dicha forma de gobernar.


Esa concepción, sustentada en tres principios fundamentales: transparencia, participación y colaboración de las personas, ha ido permeando a los gobiernos, instituciones y ciudadanía de otros países. Y así, una práctica que se empezó a popularizar en el mundo de la computación, con la creación de software de código abierto—sin las restricciones que imponían a las licencias las empresas dedicadas a la venta de estos bienes—se ha ampliado a otras áreas. Hoy día se habla de economía abierta, negocios abiertos, justicia abierta y, por extensión, universidades abiertas, entre otros.


Sebastián Lorenzo, presidente de la Fundación Sociedades Digitales, destaca que el gobierno abierto se trata de un concepto todavía en expansión y redefinición; también explica que así como la iniciativa del software libre nace de una “rebeldía apasionada y creativa” de una comunidad de hackers, el gobierno abierto “defiende que los ciudadanos también actuemos como hackers, abriendo el código del funcionamiento de nuestros gobiernos y estados, y devolviendo el código de control de esos resortes a la comunidad para que de esta forma se mantengan en permanente evolución, además de cuestionar permanentemente las verdades supuesta incuestionables” (tomado de la plataforma del proyecto TOGiVE, Transatlantic Open Government Virtual Education).


¿Qué es el gobierno abierto?

En términos generales, el gobierno abierto alude a una nueva forma de hacer la gestión pública, en tanto permite mayor interacción y de una manera continua entre los gobernantes y la ciudadanía.


Según destaca Lorenzo, al establecer los mecanismos de transparencia así como los espacios permanentes de colaboración y participación ciudadana, se logra “saltar desde nuestro viejo modelo de democracia representativa a un modelo de democracia conversacional y abierta, aprovechando las posibilidades que proporcionan las TIC a los ciudadanos de participar en los procesos de toma de decisiones de los gobiernos…”


Este modelo, alimentado por la web 2.0, favorece la comunicación horizontal entre las partes, tanto en la escucha de las solicitudes de las comunidades como en la comunicación de las decisiones por parte de los administradores. De igual forma, introduce cambios en la forma como se ejerce la presión; si en el pasado los grupos organizados eran los únicos sujetos de políticas públicas, “hoy día la tecnología le permite a la personas tomar el poder, organizarse, tejer redes y construir arquitecturas sociales para una reivindicación correcta”, añade Lorenzo.


Para el especialista Peter Sharp, consultor internacional en gobierno abierto, la forma como los ciudadanos pueden empoderarse y reclamar su poder es la misma que emplean quienes gobiernan: accediendo a los datos. “Si no tenemos datos (digitales) para nuestro uso, control y seguimiento, no tenemos nada; entre más datos, más poder político”, sentenció, al tiempo que llamó a la acción para dejar de ser solo votantes o meros consumidores de la información y participar activamente en la construcción de propuestas que beneficien a la comunidad.


Peter Sharp, consultor internacional en gobierno abierto, impartió talleres sobre esta materia en varias sedes de la UNA. (foto V. Barrantes)


Otra característica del gobierno abierto es que le ha permitido a personas jóvenes ejercer un liderazgo cuando se trata de generar resistencia sobre ciertos temas que se suelen considerar irreversibles, tal y como lo ha hecho notar Bess Goden, en Medium Daily Digest. Las nuevas generaciones han aprendido a resolver problemas, formular argumentos y corrobor teoría por medio de la evidencia y éstas son condiciones básicas para participar en la toma de decisiones.


En resumen, el gobierno abierto busca operacionalizar el buen gobierno o gobernanza, para alcanzar la eficiencia. Es clave la colaboración de las personas, ante la carestía de recursos, por eso se le considera también como una construcción social. La idea, ha dicho la Cepal (citada por TOGiVE), es aprovechar los múltiples espacios de interacción con otros actores y la colaboración generada por el activismo cívico. En la construcción de un gobierno abierto también es determinante la transparencia a través de instrumentos y prácticas que redunden en favor de la rendición de cuentas, así como de una cultura basada en políticas públicas innovadoras y sostenibles.


Barreras

Si bien Costa Rica ya forma parte, desde 2012, de un acuerdo internacional, como la Alianza de Gobierno Abierto, cuyo compromiso consiste en abrir los datos, Sharp recordó que el país también tiene pendiente la aprobación de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, proyecto No. 16 198.


De igual forma, enfatizó que es necesario avanzar en varios temas. El país se enfrenta a retos como promover un mayor conocimiento del tema de gobierno abierto y su potencial, generar un cambio de cultura de manera que se de una mayor cooperación entre las instituciones, lograr una mayor voluntad política sobre una tendencia que resulta irreversible. Es necesario, además, involucrar a la sociedad civil, no centrarse demasiado en la tecnología (aunque sí hacer uso de ella) y lograr una mayor conexión entre los gobiernos locales con el gobierno central.


Como todos los países, dijo, Costa Rica tiene escasa participación ciudadana en involucrarse en temas de gobierno; hay una zona de comfort donde más que un ciudadano es un cliente que le pide cosas al estado. “El gran desafío es, por tanto, sentir que ellos son el poder, que son los propietarios de la soberanía nacional, y eso significa también un proceso de evangelización de la democracia para fortalecer las institución. La confianza en instituciones empieza a decaer y eso aleja al ciudadano en la toma de decisiones, en la construcción de políticas públicas por lo tanto el reto es ser protagonista de propio destino”, concluyó.



Talleres en la UNA

El especialista Peter Sharp, experto internacional y profesor titular de la cátedra de Gobierno Abierto de la Universidad Humanismo Cristiano, de Santiago de Chile, ofreció varios taller sobre Gobierno abierto a los universitarios de las diferentes sedes de la Universidad Nacional (UNA), entre el 16 y 26 de abril.


Sharp Vargas, quien además se desempeña como consultor internacional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), abordó, entre otros temas, la conceptualización del gobierno abierto y brindó elementos que permitirán sentar las bases para la construcción de una agenda colaborativa que desarrolle cada sede.


El gobierno abierto constituye un reto para las universidades públicas en tanto son estas las instituciones llamadas a generar política pública en esta materia y consolidar, dentro de su gestión, una universidad abierta. Actualmente en la UNA funciona una Comisión Institucional de Gobierno Abierto (Ciga) dedicada a la puesta en marcha de los mecanismos que permitan y faciliten el gobierno abierto.


El 19 de abril integrantes de la comunidad universitaria del Campus Liberia recibieron su taller sobre gobierno abierto.



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