¿Quién gana y quién pierde cuando sube el tipo de cambio?
En los últimos días ha habido una importante discusión, a nivel nacional, sobre el valor del tipo de cambio nominal y real. Algunos sectores insisten en que la moneda nacional se encuentra apreciada y que debería propiciarse una devaluación (aumento del tipo de cambio) para que el sector exportador recupere competitividad en el mercado internacional. Otros sectores, entre ellos el Banco Central de Costa Rica (BCCR), insisten en que el tipo de cambio se encuentra dentro del rango de equilibrio y que una subida “artificial” del mismo no mejoraría la competitividad del país, ni la producción, ni el empleo.
Sin entrar a discutir sobre cuál debería ser el precio del dólar, lo cierto es que ante una devaluación/depreciación siempre hay ganadores y perdedores. Tal es el caso de lo ocurrido en las últimas semanas, donde el tipo de cambio de referencia en ventanilla publicado por el BCCR se ha incrementado en cerca de 7 colones (+1.24%), pasando de un promedio de tipo de cambio de compra de ¢542.3 por dólar en abril, a ¢549.04 el 13 de junio de 2016.
¿Quiénes son los ganadores?
En teoría, ante una depreciación, los productos nacionales se vuelven más baratos para el resto del mundo, lo cual tendería a incrementar las exportaciones. En este sentido, el beneficio es para los exportadores y, en mayor medida, para aquellos que tienen sus ingresos en dólares y costos de producción mayoritariamente en colones. Esto porque una depreciación incrementaría sus ingresos mientras que sus costos se mantendrían relativamente estables. Lo anterior podría incrementar, a su vez, la producción y el empleo.
Dentro del sector exportador beneficiado está también el sector “turismo”. Si los precios para los extranjeros están fijados en dólares, la ganancia mayoritaria es para los productores nacionales. Si los precios están establecidos en colones, los turistas verían incrementado el poder adquisitivo de sus dólares y tendería a incrementarse el turismo.
Asimismo, otro sector beneficiado con un aumento del tipo de cambio es el que produce para el mercado interno y compite con productos importados. Un precio del dólar más alto encarecería las importaciones y por tanto las desincentivaría.
Por su parte, los asalariados en dólares mejorarían su poder adquisitivo cuando cambian sus dólares por más colones.
¿Y quiénes son los perdedores?
Un aumento del tipo de cambio podría generar inflación debido al efecto traspaso ocasionado por el incremento en los precios de los bienes y servicios importados, en este sentido, se vería afectada la economía en su conjunto.
Por su parte, las personas, empresas o el mismo gobierno, que se han endeudado en dólares y cuyos ingresos los perciben principalmente en colones, se verían afectados negativamente. Las cuotas expresadas en colones se encarecerían y por ende la capacidad de pago podría verse comprometida. En el caso del gobierno, una depreciación podría incrementar el déficit fiscal debido al mayor pago de intereses (expresado en colones) y, además, incrementaría la deuda total en dólares expresada en colones.
Una depreciación también afectaría a los importadores, ya que tendrían que dar más colones a cambio de cada dólar importado, lo que podría desincentivar las importaciones. No obstante, la mayor afectación sería para el consumidor final, ya que tendría que pagar mayores precios por esos bienes y servicios.
El sistema financiero, por su parte, podría verse afectado, en el tanto un aumento del tipo de cambio incremente la morosidad de los clientes endeudados en dólares, lo cual también es negativo para la economía.
En términos generales, ante un incremento o reducción del tipo de cambio, habrá siempre ganadores y perdedores; además, los ajustes hacia arriba se hacen sentir mucho más rápido que los ajustes hacia abajo. Por ello, es importante que el BCCR, mediante sus intervenciones, evite fluctuaciones abruptas que pongan en riesgo la estabilidad macroeconómica del país y, la de muchas familias y empresas que en los últimos años se han visto motivadas a endeudarse en dólares a pesar de no tener ingresos en esa misma moneda.
(*) La autora es académica de la Escuela de Economía e investigadora del Observatorio de la Coyuntura Económica y Social (UNA).