Universitarios llevan esperanza a Los chiles
Bolsas plásticas como techo, piedras y palitos como juguetes y el grito de “¡yupi, comida!”, lanzado por aquel niño, al recibir su madre una canasta de víveres…
“Nunca habíamos visto la pobreza tan de cerca”, reconoce Melisa López, estudiante de Educación Especial, quien junto a 30 universitarios integra el grupo “Compartiendo sonrisas”, nacido en medio de las giras mensuales que se realizan a las comunidades fronterizas de San Gerardo de Medio Queso, Cachito y Punta Cortés de Los Chiles, como parte del proyecto “Pedagogía social: UNA construcción para las redes comunales”, de la División de Educación Básica del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA).
Esta cruda realidad rural impulsó a los jóvenes a organizar campañas de recolección, ferias y padrinaje de niños, inicialmente, para llevar canastas de víveres a las familias y juguetes a los niños, en navidad; y, más tarde, para dotar a los menores de útiles escolares, conscientes de que la educación es la herramienta que ellos podrán utilizar para cambiar sus condiciones de vida en el futuro.
“Han tomado la batuta de apoyo a la educación en Los Chiles”, afirma Sylvia Segura, quien junto a Rafael Jiménez, Isabel Badilla y Heidy León –actual directora de Educación Básica- conforman el equipo académico del proyecto de pedagogía social, al cual está adscrito el grupo estudiantil.
Más allá de los cuadernos
Es así como 300 escolares de esas comunidades fronterizas pudieron abrir sus cuadernos nuevos al inicio del curso lectivo 2016 –como lo han hecho desde 2014-, gracias al trabajo realizado por “Compartiendo sonrisas”, en el marco del proyecto de extensión del CIDE.
Cada menor recibió un paquete que contenía bulto, seis cuadernos, cartuchera, lápices e implementos, uniforme, medias y, por supuesto, botas de hule, para recorrer los enlodados caminos que los separan de la escuela.
El aporte no solo contribuye a aliviar la carga económica para los precarios ingresos de las familias, sino a ilusionar a los niños con la idea de levantarse cada mañana para ir a la escuela. “Es llevar esperanza”, “dignificar el derecho a la educación”, dicen los académicos de “Pedagogía social: UNA construcción para las redes comunales”.
A la ilusión por la escuela también contribuyen los talleres con padres de familia y educadores, así como las actividades lúdicas con los niños, donde se reflexiona sobre el valor de la educación como forma de cambiar la realidad, como destaca Jennifer Vanegas, estudiante de Educación Especial.
“Hay una evolución” -advierte Jason Montero, estudiante de Pedagogía I y II ciclos-, “los niños antes decían que iban a trabajar en las piñeras o a jugar futbol; ahora dicen que la educación es importante, hablan de ser profesionales”.
Ese es el fruto del trabajo conjunto de profesores y alumnos, el cual–como subraya José Pablo Alfaro, estudiante de Relaciones Internacionales- “multiplica el impacto” de la Universidad Necesaria en las comunidades.