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Rinden homenaje a Yolanda Oreamuno en el centenario de su nacimiento

El miércoles 13 de abril, la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje y el Instituto de Estudios de la Mujer (IEM) de la Universidad Nacional (UNA), realizaron un homenaje en el marco del centenario del natalicio de la escritora costarricense Yolanda Oreamuno.

Yadira Calvo ("Yolanda Oreamuno: rompiendo la medida") y Carlos Francisco Monge ("Los territorios literarios de Yolanda Oreamuno"), recordaron la influencia de la intelectual en el pensamiento de la época, y sus alcances en la actualidad. De igual forma, Gabriel Baltodano, moderador de la actividad, presentó una reflexión sobre los alcances de la obra de Oreamuno, particularmente de su novela La ruta de su evasión.

Como señala la Editorial Costa Rica en la página dedicada a la autora, Yolanda Oreamuno es "personalidad clave en la novelística femenina costarricense, la primera escritora que expone y se rebela contra la situación de la mujer en la sociedad de nuestro país, en la primera mitad del siglo XX".

Como un homenaje del aporte de Yolanda Oreamuno a la literatura costarricense, CAMPUS publica, íntegras, las conferencias de Carlos Francisco Monge, Yadira Calvo y Gabriel Baltodano.

A modo de presentación de la actividad

en torno al centenario del nacimiento de Yolanda Oreamuno

Gabriel Baltodano Román

Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Facultad de Filosofía y Letras,

a miércoles 13 de abril de 2016

Con La ruta de su evasión (1949), Yolanda Oreamuno (1916-1956) inauguró un nuevo sendero: la novela moderna. Si en otras novelas publicadas durante la década del cuarenta, el viaje de los personajes por la geografía patria permite descubrir a los olvidados y reformar el concepto de identidad; en esta, el periplo por la conciencia desenmascara el sexismo y pone en entredicho cualquier clase de concepto acerca de la integridad mental del sujeto.

Hacia 1940, Costa Rica había experimentado los rigores de la recesión económica y el malestar colectivo imperaba. Ante la crisis del modelo liberal, había comenzado el proceso de reforma política. Los intelectuales, obreros y jóvenes se involucraron en la discusión. La polémica entre comunistas y socialdemócratas desembocó en la guerra civil de 1948. Un año más tarde, la nueva constitución otorgaba el voto a las mujeres.

La convulsa esfera de la vida pública se reproducía y resonaba al interior de cada hogar. Si se atiende el retrato literario, la injusticia y la incomprensión amargaban la convivencia familiar. La violencia y la brutalidad regían las relaciones. Con frecuencia, se ha señalado que esta imagen artística refiere al lector a un orden social despótico. El autoritarismo del padre y la dolorosa sumisión de la madre evidenciarían la existencia de un rígido sistema patriarcal, de un poder arbitrario e inhibitorio.

La denuncia de esos inhumanos preceptos morales ocupa, en el texto, un lugar importante. Sin embargo, tal testimonio acerca de la falta de autenticidad y libertad no debe impedir que el lector aprecie otros elementos de la novela. En particular, su factura estética. Muy lejos de la literatura del folclor y de la literatura típicamente realista, Yolanda Oreamuno ha legado un texto pleno, renovador y atractivo; una obra elaborada mediante nociones y técnicas avanzadas.

En esta novela, la escritora renuncia a todo afán por recrear la realidad objetiva. Por algunas indicaciones, el lector comprende que los personajes habitan una ciudad y viven de acuerdo con sus costumbres: estudiantes, oficinistas y criadas solo proliferan en sus arrabales. Urbe sin arquitectura, el espacio no se describe; se presiente. Pocos referentes figuran en las muchas páginas del relato. Basta con decir, a propósito de la morada familiar, que “en aquella casa, uno se sentía mirado”.

El mundo interior y la opresión constituyen el centro de interés. El destino principal de las palabras se relaciona con la expresividad, con los recintos íntimos del inconsciente. Por este motivo, Teresa explica de viva voz sus circunstancias. Para Yolanda Oreamuno, la obra literaria no tiene por qué ofrecer un reflejo directo de los problemas sociales. La crítica puede plantearse por vías más sutiles, más cercanas a la naturaleza del arte moderno.

Otra novedad se percibe en la organización del relato. Los acontecimientos no guardan una relación de causalidad directa. Caso diferente, se los narra a modo de episodios casi autónomos. En su desarrollo, el texto se aparta de la lógica lineal; avanza y retrocede. La memoria de Teresa conduce al lector por pasajes inciertos. La fugaz luminosidad de los recuerdos se ve contrarrestada por la profundidad de los abismos que revela. El movimiento espontáneo y errático recuerda el lenguaje de los sueños.

Entusiasmada por los hallazgos de Marcel Proust (1971-1922) y James Joyce (1882-1941), Yolanda Oreamuno acude a las asociaciones involuntarias y el monólogo interior como instrumentos idóneos para el retrato de la conciencia. El ensimismamiento y la ausencia del diálogo confirman la descomposición del tejido social. Aislados, los miembros de la familia sucumben ante las exigencias externas, la soledad, el sentido del deber, la dureza y la neurosis misma.

Inusual variante de la novela de formación, el aprendizaje descrito en el texto solo puede conducir hacia la locura y la muerte. La crónica de Teresa y su trágico desenlace suponen el recuento no del desarrollo psíquico o moral del personaje, sino del deterioro y la calamidad. Para la protagonista, el autoconocimiento es destructivo; pues arrasa toda esperanza. El dolor de la madre ni siquiera sirve como ejemplo para otros. Con indiferencia, Roberto y Cristina repetirán la historia de Vasco y Teresa.

Más allá de la novela biográfica, La ruta de su evasión muestra la existencia de unos seres incompletos y desilusionados. Los cambiantes roles de Elena y Gabriel advierten acerca de la inminencia del caos. La búsqueda permanente alude a la confusión. El texto proclama la caducidad del mundo patriarcal y de la literatura realista. A la vez, anuncia la llegada de unos nuevos esquemas de pensamiento (autonomía del arte, desconfianza en la lógica y el poder, vacío de la palabra y lucha feminista). Calificada con provincialismo, la novela será entendida como una felonía.

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