Los llamados de atención del FMI
Recién acaba de concluir la misión del Fondo Monetario Internacional que periódicamente revisa el estado de la economía costarricense. La misma señala debilidades, riesgos y fortalezas de corto y largo plazo. Pasamos revista de algunas de las principales alertas que encienden los funcionarios del FMI, así como nuestras valoraciones al respecto.
En primer lugar, muestra su preocupación por el bajo crecimiento de la producción insistiendo en que el país se encuentra produciendo por debajo de su potencial en cerca de un punto porcentual “por tercer año consecutivo”. Agregamos que la preocupación es válida, pues esto trae consecuencias negativas para el empleo, y los ingresos de los sectores público y privado.
En segundo lugar, no podía faltar, señala el potencial riesgo de desestabilización macroeconómica que implica el no atender el faltante de ingresos del gobierno sobre sus gastos, y el creciente nivel de deuda. Reitera su diagnóstico en el sentido de que la solución debe venir en su mayoría por un mayor flujo de ingresos y en menor medida con políticas de reducción del gasto. Aduce que la carga tributaria del país es baja con relación a su nivel de desarrollo. En lenguaje coloquial, dice algo así como no es que sobran policías, maestros, jueces o burócratas, todo lo contrario.
En este tema le da un espaldarazo a la gestión del Ejecutivo cuando afirma que “la misión expresa su apoyo al plan de consolidación fiscal a mediano plazo contemplado por las autoridades”; y le pone presión a los diputados “es urgente que se aprueben este año y en su integridad los proyectos de ajuste fiscal presentados por el Gobierno al Congreso”.
Greivin Hernández González, académico Observatorio de la Coyuntura Económica y Social, Escuela de Economía UNA.
En tercer lugar, y aquí diferimos, apoya la estricta vigilancia que hacen las autoridades monetarias del control de la inflación y la reducción de la meta de la misma. E incluso va más allá, y advierte al Banco Central de que debe estar atento a que alguna de sus medidas lleve el resultado de la inflación a niveles superiores al punto medio de su rango meta, o el de las expectativas. En dicho caso recomienda que “el BCCR debería comenzar a revertir el ciclo de expansión”. Aquí claramente el FMI muestra un obcecado énfasis en los precios más que en la producción y el empleo, la economía no ha ni despegado y ya le está advirtiendo a las autoridades monetarias que deben estar listas para frenarla. Esta es una recomendación que lleva implícitas consecuencias de gran magnitud; estudios de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señalan que los ciclos económicos expansivos en los países en desarrollo son más pequeños y duran menos tiempo, resultado de políticas monetarias en extremo restrictivas, en otras palabras, pánico a la inflación.
Expertos en temas monetarios y crisis económicas como Ben Bernanke (profesor de economía de las universidades de Princeton y Nueva York; expresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos y del Consejo de Asesores Económicos), recomiendan que en tiempos de crisis económica, la meta de inflación sea aumentada más que reducida. El argumento básico es que de esta forma se promueve el consumo y se reducen las tasas de interés reales.
En cuarto lugar, el Fondo le llama la atención a la autoridad monetaria por su incapacidad para reducir las tasas activas (las que pagamos por los créditos) y, ligado a esto, por no poder revertir la creciente dolarización de la economía. Reconoce eso sí, que se están haciendo esfuerzos en este sentido, pero que la estabilidad que el Banco Central le está gestando al nivel del tipo de cambio, no contribuye en esta línea pues los agentes económicos perciben un tipo de cambio cuasi fijo. En estos temas coincidimos y ampliamos que, dado que el tipo de cambio real se ha apreciado y que no existen presiones inflacionarias en el mediano plazo, existe un amplio margen para mover el tipo de cambio de forma que se logren varios objetivos a la vez: disminuir la dolarización, y llevar la devaluación y la inflación a niveles que promuevan la producción y el empleo.
Finalmente, el informe también dedica algunas líneas sobre la necesidad de atender temas estructurales, llama la atención que sea profuso en asuntos como una mayor participación privada en el mercado energético y metodologías de ajuste tarifario en el mismo, a pesar de que el país sale bien ponderado en estos temas en el índice de competitividad que calcula el Foro Económico Mundial; y escueto en temas como infraestructura, educación y competencia (sobre todo en el sector financiero), a pesar de los magros resultados del país en estos temas, según el índice supracitado, así como el llamado de atención al respecto, realizado por otras instancias como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.