OVSICORI con pionera investigación
Conocer mejor las entrañas de la Tierra puede ayudarnos a ser menos vulnerables ante un terremoto. El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica de la Universidad Nacional (Ovsicori-UNA), ha encontrado un nuevo aliado en ese difícil reto por explorar las profundidades; es más, en adelante, podrían ser sus “ojos” para entender procesos geológicos: se trata del ruido sísmico ambiental, generado por la interacción de las mareas con el suelo oceánico y la costa.
El desafío de conocer con mayor precisión la estructura interna de la tierra, podría despejarse gracias a las pistas que revelan estas señales: “en un trabajo que recién publicamos en la prestigiosa revista Science Advances, demostramos cómo en la zona de subducción de la península de Nicoya existen áreas en donde los fluidos se encuentran a muy alta presión, debilitando la roca, haciéndola más susceptible a ser fracturada por el cambio en el nivel de esfuerzos que genera un terremoto. Este hallazgo lo hicimos usando la correlación cruzada de ruido sísmico; es decir, en lugar de las señales registradas durante el terremoto de Nicoya del 5 de setiembre del 2012 utilizamos el ruido sísmico ambiental, generado por el acoplamiento de las mareas con el suelo oceánico”, explica Esteban Chaves, sismólogo de Ovsicori y uno de los autores del estudio.
Según los investigadores, este aporte permitirá monitorear con más precisión las estructuras internas de la Tierra, lo cual “resulta crucial para tener una mejor perspectiva del potencial que tienen las zonas de subducción y entonces, generar mejores sistemas de alerta temprana y mitigación del riesgo sísmico”, agrega Chaves.
La publicación confirma el valor geológico de la Península de Nicoya, laboratorio sismológico internacional para la comunidad científica.
Estas revelaciones se dan pocos días después que el mismo Ovsicori concluyera que el terremoto de Nicoya, continuó por más de dos meses. El deslizamiento que ocurrió en la falla bajo la península de Nicoya se extendió por 71 días, justo después del terremoto. El 70% de ese deslizamiento se dio durante los primeros 30 segundos, que corresponden a la fase del terremoto que percibió la población. En los siguientes cinco minutos ya se había dado cerca del 75% del deslizamiento, y a tres horas del terremoto, se había producido un 84% del deslizamiento. El 16% restante se liberaría durante los siguientes 70 días.